martes, 29 de mayo de 2018

Carta de un borracho

Primero de Mayo, día del trabajo. ¡Qué bueno que no hubo que trabajar! El radiante sol me abrazaba con el calor de sus brillantes rayos, opacados ocasionalmente por unas rechonchas y coposas nubes que, se me antojó, también salieron a solearse, aprovechando el descanso impuesto que supone el día. Estando a centímetros de aplastar un poco de césped con el trasero me percaté de un e-mail de Manuel. El césped se salvó y con algo de entusiasmo supe que los recuerdos de este día también se salvarían, de ser olvidados. ¿Manuel? —me dije— y no pude evitar recordar gratos momentos con ese gran amigo, compañero de aventuras al que no veo hace algunos años. El correo fue enviado a las cuatro de mañana y llevaba un título que no tardó en despertar mi curiosidad y extrañeza; "Carta de un Borracho" le había puesto.

Comencé a caminar mientras abría la dichosa carta. Cuantos momentos juntos. El grandote de Manuel, siempre tan bonachón y optimista. Pese a mi carácter, casi no me costó congeniar con él y el trato cordial del inicio no tardó en convertirse en una sólida amistad. Tantas conversaciones, lo apasionado que se ponía aveces al defender su punto de vista, y lo tarados que parecíamos siempre que se nos ocurría romper con la rutina. Perdido en estos recuerdos mis ojos me obligaron a descifrar el mensaje de Manuel y un helado viento nos congeló, a mí y a mis recuerdos, a la vez que un Manuel que no estaba nos decía:

"...Es triste darse cuenta lo vacía que es la vida personal de uno. Es triste tener la certeza de que... Triste. Es más triste saberlo y no ser capaz de escribirlo. Se supone que debería estar disfrutando de un inolvidable momento junto a unos 'amigos'. Probablemente el momento sea inolvidable, sí. Pero quisiera que no lo fuera."

Con algo de incredulidad y no menos asombro seguí leyendo:

"Creo que hubiese sido mejor no haber... ¡No!, ¡eso no! Qué bueno saber que algo de amor propio todavía queda en uno. Debo brindar por eso. Amor propio, lo único que probablemente mantenga mis ganas de seguir cumpliendo mi patético papel en este absurdo mundo que, en parte, he construido. Con gente que me aprecia y a la vez me subestima —eso me irrita—. Salud."

Ese fragmento me recordó a algunos de sus puntos de vista, aunque estaban algo deformados, deteriorados. Lo siguiente me hizo ver que lo mejor estaba por venir:

"...Sonrío, sonrío, ¡sonrío! con una estúpida mueca para disimular mi estúpido estado. Estúpido todo, no, no, estúpido yo, nadie más que yo. Yo soy el estúpido que nunca encontrará nadie que lo mire con real interés. El estúpido que vivirá solo. El estúpido que por milagro tiene amigos, pero que... —espero que lo pedo justifique la cantidad de frases incompletas que voy dejando—. No sé si realmente sean mis amigos..."

Headache$^{(\color{blue}*)}$
Boceto de $21,7\times16,0\text{cm}^{2}$ (30/05/2018)

Pese a todo esto, no pude evitar ver lo divertido de la escena. Un Manuel, gracioso como el solo, arreglándoselas para escribir todo esto con sus manotas llenando la pantalla del celular. Tal vez recostado en una pared, tal vez junto a una mesa, a la barra o aislado en un rincón; luchando por plasmar o descargar todo su malestar en su celular a falta de una persona que lo escuche. Sonrío mientras me invade un profundo sentimiento de nostalgia. Manuel seguramente luego estará riendo con algún amigo, recordando quizás la borrachera de anoche. Pero, me pregunto, aparte del alcohol ¿qué hizo que escribiera algo como esto? No puedo evitar pensar que en el fondo sufre un poco.

Más abajo dice otras cosas como "...Me subestiman, me mienten, me olvidan, me dan lo que merezco. Yo no merezco tenerlos como amigos —o quizás ellos no merezcan que los considere amigos—..." y ya casi en el final:

"...El alcohol pasa, creo que ya no estoy tan borracho, creo que mi tristeza perenne es capaz de aplastar mi embriaguez. Condenado a esto, que es lo que me he buscado, voy, cual masoquista, tras lo que torture mi ser —¡por dios!, si que estoy borracho—. Soy un idiota escribiendo idioteces. Un idiota que debería desaparecer, silenciosamente, discretamente, sin llamar la atención. Llamando la atención que merezco. Ninguna."

Fue una carta más o menos extensa, algo repetitiva y por ratos confusa. Sin embargo sentí su honestidad de siempre, algo embriagada e irritada, pero creo que esencialmente intacta. Cuando tenga tiempo lo visitaré. Hace unos minutos que terminé de leerla y ahora estoy en el extremo opuesto de la laguna que empecé a rodear luego de que Manuel me hiciera abandonar la idea de sentarme a contemplar el paisaje. Veo a un niño despreocupado correr hacia la orilla. El niño emite sonidos futuristas con su boca mientras no pierde de vista el juguete que alza con el brazo y la madre con cara de espanto corre tras él. El pequeño, ahora un poco asustado, es elevado por los brazos de su madre justo antes del chapuzón que me hubiera gustado ver. Más atrás el que supongo es el padre se aproxima empujando el coche donde un bebé deja mostrar su redonda cara. Los cuatro continúan su camino y yo no termino de decidir si regresar por donde vine o terminar de rodear la laguna.

El resto del día pasa desapercibido hasta que, luego de que el sol se despidiera, un Manuel más sobrio escribió a modo de disculpa-justificación:

"Enhorabuena mediocre trabajador de segunda, hoy tuviste el honor de adentrarte en parte de los más íntimos pensamientos del también mediocre Manuel jaja. Considéralo un regalo de primero de Mayo. El mes próximo estaré en tu ciudad, haz de cuenta que el correo es un adelanto del posible encuentro con tu ¿todavía? amigo, pero con seguridad más trastornado, Manuel".

Mañana, día cualquiera, hay que trabajar; pero ahora creo que iré a beber un poco. Quizás, con un algo de suerte, el alcohol me haga tan vulnerable que consiga estar a mano con Manuel antes de su visita.

$(\color{blue}*)$ Hecho con bolígrafo negro sobre papel blanco (simple) de $75\,$$\text{g}$ en aproximadamente $15$ $\text{min}$.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Comenta lo que te apetezca. Sólo no maltrates mucho nuestro lenguaje y recuerda que lo cortés no quita lo valiente.
$\quad\quad\quad\quad\quad\quad\quad\quad\quad\quad\quad\quad\quad\quad\quad\quad\quad\quad\quad\quad\quad\small Hojas\;Rayadas$