martes, 29 de mayo de 2018

Carta de un borracho

Primero de Mayo, día del trabajo. ¡Qué bueno que no hubo que trabajar! El radiante sol me abrazaba con el calor de sus brillantes rayos, opacados ocasionalmente por unas rechonchas y coposas nubes que, se me antojó, también salieron a solearse, aprovechando el descanso impuesto que supone el día. Estando a centímetros de aplastar un poco de césped con el trasero me percaté de un e-mail de Manuel. El césped se salvó y con algo de entusiasmo supe que los recuerdos de este día también se salvarían, de ser olvidados. ¿Manuel? —me dije— y no pude evitar recordar gratos momentos con ese gran amigo, compañero de aventuras al que no veo hace algunos años. El correo fue enviado a las cuatro de mañana y llevaba un título que no tardó en despertar mi curiosidad y extrañeza; "Carta de un Borracho" le había puesto.