sábado, 16 de abril de 2016

Mi crisis electoral y J.M. Coetzee

"La televisión. ¿Por qué la veo? El desfile de políticos todas las noches: solamente tengo que ver esas caras toscas e inexpresivas [...] Los matones de la última fila de pupitres de la clase, chavales torpes y huesudos, ya crecidos y ascendidos para gobernar la tierra [...] una plaga de langostas negras infestando el país, masticando sin cesar, devorando vidas. ¿Por qué los sigo mirando, si me llenan de horror y de asco? ¿Por qué dejo que entren en la casa?..."
La edad de hierro de John M. Coetzee.
Hola nuevamente fiel lector, lector de paso o, quien sabe, visitante accidental. El día de hoy o mejor dicho estas últimas semanas no he podido hacer otra cosa que no sea lamentarme. Sí, lamentarme. Nada más. Lamentarme de la suerte de mis hermanos, del porvenir de mi querida tierra, de los tristes y oscuros tiempos que tendrá que soportar.

Estos días me he sentido como aquel vecino impotente que sabiendo que matarán al buenazo del pueblo no puede hacer nada. Aquel que sabiendo que terminarán de masacrar y estrujar a gente inocente no puede evitarlo. Me he sentido como el que ve una película de terror y lo único que puede hacer es saltar en su butaca, derramar unas cuantas lágrimas, dar unos cuantos gritos, taparse los ojos o salir corriendo; pero nunca podrá detener la masacre que se avecina.

Bueno ¿y a cuento de qué viene todo esto?, te estarás preguntando. No, no estoy viviendo una crisis emocional, una depresión severa, ni he estimulado mi sistema nervioso con alguna pintoresca sustancia. Nada de eso. Solo estoy presenciando el drama de un país. Estoy viviendo una crisis electoral para ser precisos. Se dice fácil, pero no es poca cosa. Paradójicamente, tampoco es nada nuevo en el mundo, es solo una de las tantas cosas pasan en esta bola azulada que gira al rededor del sol.

Ya puestos en contexto, prefiero dejar a tu imaginación figurarse lo que podría seguir escribiendo si empiezo detallar mi pequeño drama, la cantidad de bilis que sería capaz de segregar en el proceso. Lo que me interesa ahora es contarte que fueron estas circunstancias, más o menos, las que me hicieron prestar especial atención a la cita del inicio de la entrada. Hubo momentos en los que me parecía una verdad universal y hubo otros en los que no tanto, solo la veía como una genial reflexión.

Por supuesto todo se relaciona con la hoja rayada de hoy. El autor de la cita de arriba y el motivo del dibujo que ahora muestro es John Maxwell Coetzee, él no suele dar muchas entrevistas y tampoco aparece mucho en los medios, pero es un escritor brillante, su capacidad de entrar en la mente de los personajes y la profundidad de sus reflexiones es impresionante. Muy recomendable sin duda, si tienes costumbre de leer un poco y quieres pasar un rato interesante, te sugiero leerlo, puede que te agrade. Bueno, sin más te dejo con mi versión de Coetzee.

Coetzee
Dibujo de $21,0\times29,7\text{cm}^{2}$ (04/04/2016)

Hice el dibujo sobre una hoja casi blanca tamaño $A4$ y usé todo lo que aparece en la imagen de más arriba, básicamente algunos lápices y pastel blanco.

Eso es todo por hoy, hasta otro día.

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$\quad\quad\quad\quad\quad\quad\quad\quad\quad\quad\quad\quad\quad\quad\quad\quad\quad\quad\quad\quad\quad\small Hojas\;Rayadas$