
Se dice que somos las única criatura de la tierra capaz de pensar en el futuro, de formarnos un dibujo mental de aquello que aún no ha pasado; por ello siempre, ayudados de nuestra experiencia, a través de la ciencia o por medio de lo que tengamos a nuestro alcance, nos esforzamos por predecir (o saber) lo que sucederá. Nos interesan cosas tan variadas, personales y diversas que pueden ir desde una mera predicción climática, pasando por el complejo y aveces caprichoso comportamiento de la bolsa, hasta cosas que posiblemente jamás nos afecten como predecir cómo y cuando es que el sol que nos ilumina diariamente y eventualmente nos tuesta terminará siendo una enana blanca.