
Cosa rara ¿verdad?, pero no tanto. Lo que sucedió en esas tres semanas de aquel verano, como seguro se imaginarán, fue que leí una novela; si, leí La amigdalitis de Tarzán de Alfredo Bryce Echenique.
Fue curioso que hace algunas semanas recordara todo esto, que casi había olvidado, de forma tan violenta, como si se tratara del repentino recuento de una vida que está llegando a su fin, cuando paseaba por la librería de un centro comercial y vi un voluminoso libro que con un sombrerito rojo en su austera tapa daba cuenta de una edición conmemorativa de Un mundo para Julius de Bryce Echenique, publicada con motivo de los cuarenta años de la novela.
Ahora me encuentro apenas sumergido en el increíblemente ambientado mundo de un infante privilegiado de la clase alta peruana de la década de los 40, como consecuencia de no resistirme de llevar a casa la austera portada con el sombrerito rojo ese día que recordé el pomposo nombre de Fernanda María de la Trinidad del Monte Montes, la delicada pero impetuosa Tarzán con amigdalitis.
En estas circunstancias, se me ocurrió dibujar a Bryce como se ve ahora, sin su clásico vigotito que llevara tanto tiempo. Conseguí lo siguiente
Bryce
Dibujo de $24\times32$ $\mbox{cm}^{2}$ ($28/08/2012$)
Este dibujo lo hice sobre la base de un papel para acuarela $N^{\circ}\,4$ de 220 gramos y $24\times 32\mbox{cm}^{2}$, usé como novedad una pequeña barra de carbón comprimido además de los lápices de diferentes graduaciones de siempre. Debo decir que la textura del papel no se presta para acabados con detalles muy finos, al menos esa impresión me dio, ojalá guste lo que salió.
Hasta el otro martes.
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$\quad\quad\quad\quad\quad\quad\quad\quad\quad\quad\quad\quad\quad\quad\quad\quad\quad\quad\quad\quad\quad\small Hojas\;Rayadas$