Hojas Rayadas (HR)
"Los dibujos son pedazos de realidades que, sin palabras, nos comunican las dichas y desventuras de la nuestra..."
sábado, 19 de diciembre de 2020
No entiendo a las abejas
martes, 29 de mayo de 2018
Carta de un borracho
lunes, 16 de abril de 2018
Certezas
domingo, 26 de noviembre de 2017
Una noche, casi cualquiera
martes, 21 de noviembre de 2017
Domingo
sábado, 30 de septiembre de 2017
Sobre la felicidad
jueves, 3 de agosto de 2017
Destino y Esperanza, recuerdos de infancia
sábado, 3 de junio de 2017
Divagaciones, indecisiones
A ello entonces. Estos últimos días me he sentido incompleto, casi podría decirse que me han amputado una parte del cuerpo, sin mi consentimiento. Me veo y observo a un pobre infeliz forzado a vivir en un mundo que no está adaptado a sus limitaciones. Me siento como el personaje secundario de un drama sin final feliz: Se que mi situación no es un completo desastre como el desgraciado protagonista, pero tampoco puedo sonreírle al gordo antipático llamado Destino. Por que sí, hoy se me antoja que el destino es un gordo antipático, que cuando lo veo lo único que hace es burlarse de mí, ponerme el pie para que tropiece; pero cuidándose de que no vaya a caer tan duro —muy considerado el gordo—.
sábado, 18 de junio de 2016
Pingüinos
sábado, 16 de abril de 2016
Mi crisis electoral y J.M. Coetzee
"La televisión. ¿Por qué la veo? El desfile de políticos todas las noches: solamente tengo que ver esas caras toscas e inexpresivas [...] Los matones de la última fila de pupitres de la clase, chavales torpes y huesudos, ya crecidos y ascendidos para gobernar la tierra [...] una plaga de langostas negras infestando el país, masticando sin cesar, devorando vidas. ¿Por qué los sigo mirando, si me llenan de horror y de asco? ¿Por qué dejo que entren en la casa?..."
La edad de hierro de John M. Coetzee.
Hola nuevamente fiel lector, lector de paso o, quien sabe, visitante accidental. El día de hoy o mejor dicho estas últimas semanas no he podido hacer otra cosa que no sea lamentarme. Sí, lamentarme. Nada más. Lamentarme de la suerte de mis hermanos, del porvenir de mi querida tierra, de los tristes y oscuros tiempos que tendrá que soportar.
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